En relación a esta fase de la evaluación cognitivo
conductual podemos señalar tres características importantes que están
interconectadas como es el establecimiento de hipótesis y su validación en
distintos momentos de proceso, la recolección de datos para la evaluación y el
análisis funcional del comportamiento.
Aparte podemos señalar que a diferencia del enfoque
tradicional, Castro y Ángel (1998), que
infiere a la existencia de entidades que tienen carácter explicativo, en este
caso, los procesos no constituyen entidades causales inferidas sino que
describen tipos particulares de relación observada entre diferentes
acontecimientos que se dan en distintos niveles en el continuo de la
molecularidad-molaridad del comportamiento.
a) Establecimiento de hipótesis
La formulación de hipótesis de acuerdo a Castro y
Ángel (1998), se refiere al establecimiento de relaciones tentativas entre
eventos específicos o conjuntos de eventos, de carácter probabilístico, sujetas
a validación, que permite hacer predicciones sobre el comportamiento.
En el proceso de evaluación cognitiva conductual,
se puede formular hipótesis en distintos niveles:
- El nivel molecular: que se busca relacionar acontecimientos discretos, como análisis funcional.
- El nivel molar: que se busca relaciones entre conjunto de evento (como ocurre en el caso de una formulación clínica). En este caso también se puede llevar a cabo una evaluación cognitivo-conductual con una metodología descendente o ascendente.
En relación a estas metodologías y a una
organización jerárquica de la conducta (ver Tabla 1), la importancia de la
hipótesis en un proceso descendente esta en que el análisis funcional molecular
de las respuestas a un nivel IV permite validar la hipótesis que se formulan en
el nivel I, ya que se someten a prueba con respuestas y situaciones
especificas.
Niveles jerárquicos
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Procesos manifestados
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Aspectos relacionados a la conducta
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¿En qué consiste?
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Nivel 1
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Procesos elementales o de
primer orden
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Incluye aquellos procesos y conjuntos de relaciones no
reducibles a otros de nivel superior
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Procesos biológicos: que se refiere a una serie de variables
de estado, como puede ser las limitaciones de carácter biológico, que
determinan los límites del comportamiento de un individuo.
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Procesos de aprendizaje, que
se refiere al conjunto de relaciones y principios que determinan la
adquisición de nuevos repertorios y el cambio de comportamiento de los
organismos a través del establecimiento de relaciones entre patrones de
acontecimientos ambientales y patrones de acontecimientos conductuales.
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Procesos de motivación y mantenimiento conductual, este se refiere
a la relación que existe entre el comportamiento y sus consecuencias, que
junto con las alternativas conductuales disponibles, le permite al individuo,
por una parte, predecir, y por la otra, ejercer control sobre su propio
comportamiento y sobre su ambiente
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Nivel 2
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Procesos derivados
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Se refiere a que ciertos
tipos de interacción particular entre los diversos procesos primarios, dan
lugar, a la vez a procesos derivados. Estos procesos, por constituir tipos
particulares de relaciones entre procesos elementales, comprenden efectos que
no necesariamente se cumplen en otros niveles.
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Procesos emocionales, no se
puede hablar de un modelo unitario de las emociones, como tampoco se puede
hablar de modelo unitarios de la cognición o del aprendizaje. Más bien, en la
medida que interactúan diferentes procesos, tienen como resultado la
activación emocional.
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Procesos afectivos, son el resultado de la interacción de
procesos biológicos, de aprendizaje, motivacionales y emocionales. Son
fundamentalmente un resultado de diferentes formas de interacción entre
biología, motivación y aprendizaje, lo cual puede implicar una primacía de
unos procesos sobre otros.
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Nivel 3
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Variaciones relacionadas funcionalmente
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Este surge como resultado de
la interacción de los procesos básicos primarios y secundarios, se suelen
producir covariaciones conductuales que se han descrito de acuerdo con
modelos diagnósticos de clasificación. Por lo tanto, este nivel se refiere
fundamentalmente a las covariaciones que pueden (o no) corresponder a
entidades diagnósticas especificas. El empleo de los rótulos diagnósticos en
este nivel es simplemente descriptivo y aproximado.
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En este sentido la
covariación se refiere a la co-ocurrencia o correlación de funciones
especificas, como insomnio, inapetencia, falta de interés, etc., la cual
puede dar lugar a la formulación de una entidad diagnostica como trastorno
depresivo.
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La comorbilidad, se refiere a la co-ocurrencia de entidades
diagnosticas, como por ejemplo, ansiedad y depresión.
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Nivel 4
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Problemas específicos (“síntomas)
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En este nivel se pueden
encontrar las manifestaciones especificas que con frecuencia constituyen los
motivos de consulta o “síntomas” del paciente en la practica clínica.
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Dimensión ambiental de la
organización conductual, que se refiere a la historia y los factores de
desarrollo, y por consiguiente no se puede entender el comportamiento
independiente de los factores contextuales y ambientales en los que se
produce. Esto permite identificar las diversas características del ambiente
del individuo desde el ambiente físico, macrosocial, familiar, laboral,
cultural y de ocio.
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Tabla 1. Dimensiones
Jerárquicas de la Organización Conductual
(Castro & Ángel, 1998)
En caso contrario cuando los motivos de la consulta
se presentan en el Nivel IV, existen dos cursos de acción que son
complementarios:
En caso contrario cuando los motivos de la consulta
se presentan en el Nivel IV, existen dos cursos de acción que son
complementarios:
- A partir del conocimiento psicológico y clínico, es posible formular y someter a prueba hipótesis sobre covariación y clases de respuesta. En esta caso es de gran importancia realizar el análisis funcional de las conductas que cavarían.
- Se puede proceder a realizar el análisis funcional molecular de cada una de las respuestas discretas que presenta el paciente en el motivo de la consulta e identificar los procesos de los que constituyen parte las unidades de respuesta particular. Cuando se complete el análisis funcional de varias respuestas, será posible identificar los procesos comunes a varias de ella y, de esa forma, determinar con precisión el papel de los niveles I y II.
En un segundo momento, una vez que se ha aplicado
la metodología ascendente y descendente y se han llevado a cabo los
correspondientes análisis en cada uno de los niveles, ya es posible proceder a
establecer hipótesis tentativas sobre el predominio de cada uno de los procesos
en el nivel especifico.
Por lo tanto, de cuerdo a Castro y Ángel (1998), la
formulación de una hipótesis en un nivel molar, implica analizar la conducta
dentro de una secuencia temporal, o considerar su desarrollo en el tiempo para
evaluar el efecto acumulativo y relacional de los múltiples factores que
afectan al comportamiento.
- Para tal formulación, es necesario considerar una dimensión temporal del comportamiento que se refiere tanto a la historia del aprendizaje del individuo como a los factores de desarrollo. Es necesario tomar en cuenta tanto los factores de desarrollo como eventos específicos en la historia del individuo que constituyen factores de predisposición o desencadenantes de una condición particular.
- También una dimensión de organización conductual que representa un sistema jerárquico que incluye diferentes niveles de análisis desde una respuesta discreta especifica hasta los tres procesos básicos, biológico, de aprendizaje y motivacional.
- Y tercero, una dimensión contextual ambiental que se refiere a los recursos existentes en el ambiente dentro del que se mueve el individuo, como su ambiente físico, macrosocial, familiar, laboral, cultural y de ocio.
En el caso de la formulación de hipótesis a nivel
molecular, como dice Castro y Ángel (1998), corresponde a la metodología del
análisis funcional a través de la cual se establecen relaciones entre unidades
de acontecimientos ambientales y conductuales que son relativamente cercanas o
contiguas en el tiempo. Lo cual este análisis comprende la descripción de cada
uno de los tres conjuntos de elementos que conforman una unidad de respuesta:
componentes de respuesta, antecedentes y consecuentes.
Por otro lado, el clínico en esta fase busca
desarrollar control sobre una gran diversidad de variables que determinen el
comportamiento de un paciente particular. Y las dos fuentes de información que
le permiten generar hipótesis clínicas son
según Castro y Ángel (1998) son:
- Los datos directos de la observación del comportamiento
- El conocimiento de regularidades derivado del marco teórico sobre el tema en particular.
En relación a obtener información del marco
teórico, tiene que ver con la teoría que guía al clínico en la determinación de
posibles relaciones causales. Sin embargo, hay que analizar que sean hipótesis
científicamente válidas. Sin embargo, el contexto teórico, guía al clínico en
la formulación de hipótesis explicativas sobre la relación de los eventos
observados. Entre las hipótesis que se pueden formular en el ámbito clínico
están las correlaciónales o de carácter causal.
En relación a la obtención de los datos se refieren
a las conductas directamente observadas, a autoinformes sobre acontecimientos
actuales o históricos y a mediciones directas de los efectos de diversos
procesos básicos o elementales, es decir, aquellos que no son reductibles a
otros procesos, las cuales describimos con más detalle de las técnicas más
comunes de este enfoque cognitivo-conductual.
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