domingo, 8 de noviembre de 2015

2. Definición del problema: establecimiento de hipótesis


En relación a esta fase de la evaluación cognitivo conductual podemos señalar tres características importantes que están interconectadas como es el establecimiento de hipótesis y su validación en distintos momentos de proceso, la recolección de datos para la evaluación y el análisis funcional del comportamiento.

Aparte podemos señalar que a diferencia del enfoque tradicional, Castro y Ángel (1998),  que infiere a la existencia de entidades que tienen carácter explicativo, en este caso, los procesos no constituyen entidades causales inferidas sino que describen tipos particulares de relación observada entre diferentes acontecimientos que se dan en distintos niveles en el continuo de la molecularidad-molaridad del comportamiento. 

a)    Establecimiento de hipótesis

La formulación de hipótesis de acuerdo a Castro y Ángel (1998), se refiere al establecimiento de relaciones tentativas entre eventos específicos o conjuntos de eventos, de carácter probabilístico, sujetas a validación, que permite hacer predicciones sobre el comportamiento.

En el proceso de evaluación cognitiva conductual, se puede formular hipótesis en distintos niveles:
  • El nivel molecular: que se busca relacionar acontecimientos discretos, como análisis funcional.
  • El nivel molar: que se busca relaciones entre conjunto de evento (como ocurre en el caso de una formulación clínica).  En este caso también se puede llevar a cabo una evaluación cognitivo-conductual  con una metodología descendente o ascendente.
En relación a estas metodologías y a una organización jerárquica de la conducta (ver Tabla 1), la importancia de la hipótesis en un proceso descendente esta en que el análisis funcional molecular de las respuestas a un nivel IV permite validar la hipótesis que se formulan en el nivel I, ya que se someten a prueba con respuestas y situaciones especificas.

Niveles jerárquicos
Procesos manifestados
Aspectos relacionados a la conducta
¿En qué consiste?
Nivel 1
Procesos elementales o de primer orden
Incluye aquellos procesos y conjuntos de relaciones no reducibles a otros de nivel superior
Procesos biológicos: que se refiere a una serie de variables de estado, como puede ser las limitaciones de carácter biológico, que determinan los límites del comportamiento de un individuo.
Procesos de aprendizaje, que se refiere al conjunto de relaciones y principios que determinan la adquisición de nuevos repertorios y el cambio de comportamiento de los organismos a través del establecimiento de relaciones entre patrones de acontecimientos ambientales y patrones de acontecimientos conductuales.
Procesos de motivación y mantenimiento conductual, este se refiere a la relación que existe entre el comportamiento y sus consecuencias, que junto con las alternativas conductuales disponibles, le permite al individuo, por una parte, predecir, y por la otra, ejercer control sobre su propio comportamiento y sobre su ambiente
Nivel 2
Procesos derivados
Se refiere a que ciertos tipos de interacción particular entre los diversos procesos primarios, dan lugar, a la vez a procesos derivados. Estos procesos, por constituir tipos particulares de relaciones entre procesos elementales, comprenden efectos que no necesariamente se cumplen en otros niveles.
Procesos emocionales, no se puede hablar de un modelo unitario de las emociones, como tampoco se puede hablar de modelo unitarios de la cognición o del aprendizaje. Más bien, en la medida que interactúan diferentes procesos, tienen como resultado la activación emocional.


Procesos afectivos, son el resultado de la interacción de procesos biológicos, de aprendizaje, motivacionales y emocionales. Son fundamentalmente un resultado de diferentes formas de interacción entre biología, motivación y aprendizaje, lo cual puede implicar una primacía de unos procesos sobre otros.
Nivel 3
Variaciones relacionadas funcionalmente
Este surge como resultado de la interacción de los procesos básicos primarios y secundarios, se suelen producir covariaciones conductuales que se han descrito de acuerdo con modelos diagnósticos de clasificación. Por lo tanto, este nivel se refiere fundamentalmente a las covariaciones que pueden (o no) corresponder a entidades diagnósticas especificas. El empleo de los rótulos diagnósticos en este nivel es simplemente descriptivo y aproximado.
En este sentido la covariación se refiere a la co-ocurrencia o correlación de funciones especificas, como insomnio, inapetencia, falta de interés, etc., la cual puede dar lugar a la formulación de una entidad diagnostica como trastorno depresivo.
La comorbilidad, se refiere a la co-ocurrencia de entidades diagnosticas, como por ejemplo, ansiedad y depresión.
Nivel 4
Problemas específicos (“síntomas)
En este nivel se pueden encontrar las manifestaciones especificas que con frecuencia constituyen los motivos de consulta o “síntomas” del paciente en la practica clínica.
Dimensión ambiental de la organización conductual, que se refiere a la historia y los factores de desarrollo, y por consiguiente no se puede entender el comportamiento independiente de los factores contextuales y ambientales en los que se produce. Esto permite identificar las diversas características del ambiente del individuo desde el ambiente físico, macrosocial, familiar, laboral, cultural y de ocio.

Tabla 1. Dimensiones Jerárquicas de la Organización Conductual
(Castro & Ángel, 1998)


En caso contrario cuando los motivos de la consulta se presentan en el Nivel IV, existen dos cursos de acción que son complementarios:

En caso contrario cuando los motivos de la consulta se presentan en el Nivel IV, existen dos cursos de acción que son complementarios:
  • A partir del conocimiento psicológico y clínico, es posible formular y someter a prueba hipótesis sobre covariación y clases de respuesta. En esta caso es de gran importancia realizar el análisis funcional de las conductas que cavarían.
  • Se puede proceder a realizar el análisis funcional molecular de cada una de las respuestas discretas que presenta el paciente en el motivo de la consulta e identificar los procesos de los que constituyen parte las unidades de respuesta particular. Cuando se complete el análisis funcional de varias respuestas, será posible identificar los procesos comunes a varias de ella y, de esa forma, determinar con precisión el papel de los niveles I y II.
En un segundo momento, una vez que se ha aplicado la metodología ascendente y descendente y se han llevado a cabo los correspondientes análisis en cada uno de los niveles, ya es posible proceder a establecer hipótesis tentativas sobre el predominio de cada uno de los procesos en el nivel especifico.

Por lo tanto, de cuerdo a Castro y Ángel (1998), la formulación de una hipótesis en un nivel molar, implica analizar la conducta dentro de una secuencia temporal, o considerar su desarrollo en el tiempo para evaluar el efecto acumulativo y relacional de los múltiples factores que afectan al comportamiento.

  • Para tal formulación, es necesario considerar una dimensión temporal del comportamiento que se refiere tanto a la historia del aprendizaje del individuo como a los factores de desarrollo. Es necesario tomar en cuenta tanto los factores de desarrollo como eventos específicos en la historia del individuo que constituyen factores de predisposición o desencadenantes de una condición particular.
  • También una dimensión de organización conductual que representa un sistema jerárquico que incluye diferentes niveles de análisis desde una respuesta discreta especifica hasta los tres procesos básicos, biológico, de aprendizaje y motivacional.
  • Y tercero, una dimensión contextual ambiental que se refiere a los recursos existentes en el ambiente dentro del que se mueve el individuo, como su ambiente físico, macrosocial, familiar, laboral, cultural y de ocio.

En el caso de la formulación de hipótesis a nivel molecular, como dice Castro y Ángel (1998), corresponde a la metodología del análisis funcional a través de la cual se establecen relaciones entre unidades de acontecimientos ambientales y conductuales que son relativamente cercanas o contiguas en el tiempo. Lo cual este análisis comprende la descripción de cada uno de los tres conjuntos de elementos que conforman una unidad de respuesta: componentes de respuesta, antecedentes y consecuentes.

Por otro lado, el clínico en esta fase busca desarrollar control sobre una gran diversidad de variables que determinen el comportamiento de un paciente particular. Y las dos fuentes de información que le permiten generar hipótesis clínicas son  según Castro y Ángel (1998) son:
  • Los datos directos de la observación del comportamiento
  • El conocimiento de regularidades derivado del marco teórico sobre el tema en particular.

En relación a obtener información del marco teórico, tiene que ver con la teoría que guía al clínico en la determinación de posibles relaciones causales. Sin embargo, hay que analizar que sean hipótesis científicamente válidas. Sin embargo, el contexto teórico, guía al clínico en la formulación de hipótesis explicativas sobre la relación de los eventos observados. Entre las hipótesis que se pueden formular en el ámbito clínico están las correlaciónales o de carácter causal.

En relación a la obtención de los datos se refieren a las conductas directamente observadas, a autoinformes sobre acontecimientos actuales o históricos y a mediciones directas de los efectos de diversos procesos básicos o elementales, es decir, aquellos que no son reductibles a otros procesos, las cuales describimos con más detalle de las técnicas más comunes de este enfoque cognitivo-conductual.

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